domingo

16 meses y subiendo.

Los comienzos son inesperados, algo empieza sin que quieras o sin que lo presientas y de repente: ya no te ves sin ese "algo" en tu vida. Al igual que los finales, que llegan y rompen todos los esquemas en los que se organizaban momentos futuros: que quedan rotos por un acto de debilidad y cobardía, llamado "fin". Se preguntarán: ¿a qué viene todo esto? Pues muy bien. Con todo esto me refiero a las personas. A aquellas que entran o salen de tu vida por todo tipo de razones y a aquellas que se quedan y deciden vivir todo tipo de momentos a tu lado, por una razón en concreto: no quieren perderte. Esto es básicamente lo que me ha pasado a mí. Hace 16 meses que una persona (para mí muy especial) entró en mi vida y ha decidido vivir todos esos días a mi lado, sin irse.













Creí que en este mundo, era imposible encontrar a personas en las que se pudiera confiar de verdad. A las que pudieras dedicar mil minutos y a parte de pasarlos a tu lado: supieran valorarlos. Creía tantas cosas, que me di cuenta de que no eran así  cuando te conocí. Eres el mejor significado que pueda encontrar alguien de "amiga". 






Gracias por cada uno de esos segundos llenos de felicidad que has compartido conmigo, porque los llevo siempre dentro de mí. No importa cuándo ni donde ni por qué, siempre estaré contigo: pase lo que pase y venga lo que venga. Te mereces todo lo bueno que esta vida pueda darte, porque no solo eres una gran amiga sino también: una persona maravillosa. Todos los que puedan tenerte en su vida o ya te tengan, más les vale que te cuiden bien, porque no tienes precio y no mereces que nadie te infravalore. Estás en lo más alto, Alexandra y siempre, siempre: tenlo en cuenta. No dejes que nadie te pisotee, que nadie te haga llorar, que nadie te prive de nada. Eres fuerte, libre y sobre todo: dueña de ti misma. Sonríe siempre, la felicidad es lo primero y más: si se trata de que tú seas feliz. 


No desde siempre, pero sí para siempre. Te quiero mucho.

miércoles

Haya el valor de tu apuesta y en que te falle o no: encontrarás la respuesta.


Supongo que toca elegir. En todo momento llega un segundo en el que el camino se bifurca y te ves con dos entradas, pero no logras visualizar si alguna tiene salida. Eso hace que me pregunte, si de verdad todas las puertas cerradas esperan ser abiertas y todas las que están abiertas; esperan que entre. De alguna manera, no lo sabré si no lo intento. De eso se trata, de intentar. Apuestas por algo y si no sale bien, no cambias la apuesta en medio de la partida; te hundes con él. Y por lo visto a eso es a lo que me tengo que dedicar el resto de mi vida. A hundirme partida tras partida, como un viejo barco que se precipita a naufragar. Sin rumbo. Perdiendo norte y sur. ¿Qué mas da? Al final no importará cuántas veces me haga hundido ni cuántas haya logrado sobrevivir. Al final solo quedaré yo y esa apuesta que en la mitad de la partida: no me falló. Y quizás, ahí tendré quedarme cuenta de que todo es como un juego. Algunas veces ganas y otras pierdes. Que si tengo suerte alcanzaré lo que sueño, pero nunca demasiada suerte como para salir viva de ello. Que llegará el momento en que me hundiré con mi apuesta y no saldré a flote. Y justo entonces, pasará todo delante de mis ojos y me daré cuenta de que: hice bien no abandonando aquello, por lo que pujé en su momento.

We must learn, when we have to stop.


Hay un momento en una parte de nuestras vidas en el que debemos darnos cuenta de que ningún esfuerzo, ni si quiera el mayor de todos: logrará cambiar ciertas cosas. Pero, ¿cuándo se supone que debemos darnos cuenta? Jamás nos dejamos abatir y mucho menos nos rendimos ante algo que queremos conseguir, entonces, ¿cuándo se supone que vamos a aprender a dejar de esforzarnos por un sinsentido? Quizá es eso por lo cual nos hacen daño o nos lo hacemos a nosotros mismos. Porque no sabemos cuándo parar, cuándo decir que fue suficiente o cuándo darnos cuenta de que: se acabó. A raíz de esto, nace la ignorancia. Aquella que nos ciega y que nosotros mismos dejamos que lo haga. Porque somos inteligentes de alguna manera, pero no lo suficiente como para percatarnos de que: no debemos buscar, donde no hay.

Pies sobre la tierra, cabeza sobre los hombros.

                                 
"Antes de actuar, piénsalo dos veces". Curioso; ¿no creen? A veces me paro a pensar y me pregunto a mí misma si las personas que una vez nos hicieron daño, pensaron dos veces. Desconozco la respuesta, casi siempre pienso en eso dos segundos y al tercero: mi cerebro me dice que es preferible cambiar de tema. A lo que vamos: hablamos de un daño irreversible, no uno físico ni mucho menos. Ese daño que está escrito o dicho, y que duele más que cualquier bofetón recibido. Las palabras. Letras que en cuanto las ponemos de una determinada forma, dicen algo y si las cambiamos, se refieren a otra cosa. Hablar es barato, pero hacer daño: cuesta un poco más. Aunque por experiencia: no lo suficiente para que un te quiero falso, haga tanto daño a la persona que lo dice como a aquella que lo recibe. Se supone que las palabras que más deben doler son aquellas que no queremos oír, aquellas que deseamos esconder y omitir en boca de todos. Y sin embargo, la estupidez humana o mejor dicho: la ingenuidad, hace que caigamos como moscas en trampas de bonita carcasa y contenido hueco. Un contenido tan negro como inútil. Un contenido que al fin y al cabo: todos queremos oír de ese alguien y quizá esperando tal cosa, la falsedad se adelante y nos rompa por dentro. Es mejor no esperar nada de nadie, y así: nadie te decepcionará. Hay que tener los pies sobre la tierra y la cabeza sobre los hombros. No dependas de nada, las únicas palabras que necesitas para vivir tu vida, ya te las dirás tú misma.

martes

Decisiones.

Esta vida está hecha de caminos, decisiones que debemos tomar para equivocarnos o librarnos de hacerlo. Decisiones que aparecen de la nada, y de repente: te ves con una encrucijada y miles de salidas a tu alrededor, pero piensas que ninguna es la tuya. La mayoría de las veces, tomamos el camino incorrecto, uno que no te lleva a ninguna parte y que hace que desees volver a donde estabas antes. Y en otras ocasiones, sabemos cuál es el que queremos; cuál es el que deseamos caminar hasta el final y cada paso con más ganas que el anterior. Jamás me quiero volver a parar para pensar que he fallado un millón de veces, jamás quiero volver a verme delante de ninguna decisión errónea. No sabía qué dirección era la mía, qué elección debía hacer para no meter la pata y pedir una y otra vez: "el camino de vuelta"... Pero entonces, apareciste delante de mí y me di cuenta de que da igual qué decisión tomes, qué camino escojas o cuántas veces te equivoques; porque siempre habrá alguien dispuesto a guiarte por el camino correcto, a apoyarte en cualquier momento, y a darte la mano. Incluso, en el camino más largo: la vida.

Contratos verbales.

                                               
El papel, no es el único testigo de lo que prometemos; aunque éste no se agote, no se desgaste, y permanezca al tacto. Dicen que es mejor dar las cosas por escrito, porque las palabras: se las lleva el viento. ¿Pero qué tiene un papel de especial? ¿Qué cambia? Una racha de viento, echa a volar el papel como un día pudo echar a volar trescientas palabras. Lo dicho queda dicho, al igual que lo escrito queda visto. Parece incluso estúpido, que nos haga falta un insignificante folio para que lo que sentimos o pensamos: no se vaya con el tiempo o con el viento. Habrá momentos de nuestras vidas, en los que nos prometeremos diversas cosas, en los que miles de sensaciones aflorarán como juramentos... Y quizá, en esos momentos: no tengamos a mano un papel para escribirlo y solo nos queden las palabras y el consuelo de que nuestro corazón, lo guarde todo. O tal vez, éste también se olvide...
Pero me bastará mirarte a la cara y saber que no nos hizo falta un papel, para cumplir aquello que sentimos.

miércoles

Letras sin sentido, palabras en silencio.

En realidad ni si quiera sé porqué estoy escribiendo esto, pero supongo que es cierto eso de que: si las palabras no se escriben o no se dicen, no son palabras. Quedan en la nada, y en la nada solo está el silencio, que no quiere escucharlas. ¿Será eso lo que quiero? Que el silencio me escuche, que el limbo se parta en dos y que de una vez: mis pensamientos dejen de estar en mi contra, y empiecen a olvidar lo que mis sentimientos les piden. En ocasiones me siento delante de esta pantalla, y detenidamente me doy cuenta de que el tiempo pasa y pasa, y este espacio sigue en blanco. Como si al pasar delante de una casa abandonada no sonara ese eco que te incita a gritar cada vez más fuerte, o como si se viera cantar a una persona pero no se pudiera oír lo que canta. Es irrelevante lo que pueda pasar a mi alrededor, eso no cambia que el espacio siga en blanco al igual que mi mente. Caen los esquemas de mi vida. Raro y estremecedor. Las cosas desaparecen, cuando mejor las valoramos. Y sin embargo, estas letras que cada vez tengo menos ganas de escribir: siguen aquí. ¿Y si la vida fuera como un ordenador? ¿Y si pudiéramos hacer miles de cosas y luego borrar aquel mal sabor que nos dejaron con un simple: suprimir? Es asombrosamente extraño que digan que: los humanos somos las mejores máquinas. Y sin embargo, no tenemos un estúpido y simple botón que suprima los malos recuerdos, los errores, las caídas... Inesperada debe ser la forma, de la cual la vida nos sorprenda. Y al fin y al cabo, todas estas palabras para llegar a la simple conclusión de: si tan fácil aprendemos a querer, ¿por qué nos es tan difícil aprender a olvidar o simplemente borrar todo aquello que no queremos recordar? Cada vez son más las preguntas sin respuestas, los enigmas sin solución, y las incógnitas no paran de aparecer por todos lados. Mi profesora de matemáticas dice que ésta asignatura está presente en el día a día, y que es capaz de resolver todas las ecuaciones, aunque éstas: no tengan solución. Se equivocó. Las matemáticas podrán resolver muchas cosas, pero no tantas, cuando se enfrenta al corazón. No hay x que pueda despejarse ni fórmulas que aplicar para averiguar una pregunta de la vida. Porque a veces la vida misma, nos hace preguntas que ni si quiera necesitamos; de esas a las que damos vueltas una y otra vez y luego la respuesta era: nada. No somos capaces de responder, pero sí nos preguntamos mil veces más. Y ahora es cuando me pregunto: ¿Por qué? Quizá la respuesta me la des tú, y si eso pasa: espero encontrarla en tus labios, antes que en el silencio.

jueves

Te he echado de menos.

Dime que esto no volverá a pasar, que no volverás a irte y que no me dejarás sola de nuevo. Vamos, dímelo. Dime que no me harás extrañarte ni echarte de menos. Dime que no me harás pedir una y otra vez que vuelvas, que te necesito, que no puedo estar ni un solo minuto sin ti, sin tu sonrisa o sin darte un abrazo. Por favor, solo te pido que acabes con este puto dolor de una vez. Que me beses y hagas que aquí mismo se pare el mundo. Hazme sentir que este mundo queda en la nada, y que nosotros somos el todo, aunque solo sea por esta vez: quédate conmigo. Mandemos a tomar por culo aquello que no seamos nosotros, y que le den a eso de: la noche y el día. Entre los dos no existe tiempo ni espacio, que pueda provocar el perder un segundo juntos.
Quiero que me cojas en tus brazos, y que todo esto termine. Que se esfume esa tal ausencia que se acuesta conmigo todas las noches, que desaparezca este dolor y esta soledad que me atraviesan el alma a cada momento. Dime que esta vez no volverás a irte, porque de lo contrario: seré yo quien mate esa ausencia, ese dolor y esa soledad. Se acabará todo. Dolerá, lo sé. Lloraré, también lo sé... Pero yo hace mucho tiempo que dejé de ser una muñeca de trapo sin corazón, y ciega por falta de ojos. Esta vez veré todo perfectamente. Esta vez quiero verte a ti: aquí.
Hay algo que no sabes y es que... Te he echado de menos, a ti, y a esa sonrisa que me da la vida.

pd: no te diré te quiero aún, prefiero hacértelo ver cuando vuelvas.

miércoles

Todo o nada.


Puto amor. Putas las horas que he pasado sintiendo que el corazón se me partía en mil pedazos, y malditos los sentimientos que me llevaron a lo más alto para luego: tropezarme y caer sin freno. Ni se les ocurra nombrarme una sola vez más, aquello de: el corazón posee razones, que la razón desconoce. Es mentira. La razón las conoce todas y cada una de ellas, y es por eso que nos advierte que debemos llevar cuidado y no dejarle todo el trabajo sucio al corazón, porque puede romperse. Aún así, no hacemos caso. Ocultamos las opiniones, los pensamientos, los consejos y todo aquello que pueda despistarnos de querer, o mejor dicho; hacernos daño. A veces, pienso que el amor no es más que un juego. Como ese juego de los barcos, ese que tanto nos cuesta elaborar para que luego: otro nos lo destroce sin ton ni son. Corazón: tocada. Corazón y cabeza: tocada y hundida. Hay que darse cuenta de que cuando se trata de algo tan serio como esto: hay que dar todo o nada. Sin miedo a arriesgar, ni a qué pueda pasar... Pero siendo totalmente consciente, de que las consecuencias son irreversibles, y que aunque pretendamos dejar de querer a alguien: éste se habrá metido tan dentro de nosotros, que lo mejor será aceptar que no podemos evitar que siga donde está.

sábado

Disfruta del viaje y olvídalo todo.


Comienza. Te agarras a la barra de seguridad y te dices a ti misma: ¿pero qué coño haces subida aquí, no ves que podrías morir en cualquier momento? Te das cuenta de que ya es tarde. Todo empieza. Sientes un cosquilleo intenso en la tripa, pones tu mano encima de ésta y empiezas a reírte. ¿Por qué tomarte la vida tan en serio, si no vas a salir viva de ella? 
Reaccionas. Empieza a moverse y cierras los ojos pensando que la gravedad hará lo suyo, pero no puedes evitar sentir que te viene grande, que no aguantarás todo, que necesitas bajarte por un momento y respirar. Entonces, llega el mayor de los descensos y abres los ojos. Levantas los brazos y gritas dejándote los pulmones en ello. Te percatas de que la vida no es más que eso; subidas y bajadas en las que las sensaciones se entremezclan y te confunden. En las que o te paras a pensar y te bajas de la montaña rusa en la que se convertirá tu vida, o te subes sin importar el riesgo para empezar a disfrutar a pesar de los fallos técnicos. Que no te dé miedo lo grande que sea, o que en ocasiones te deje boca abajo, solo deja que el viento acaricie tu cara y se lleve lo que te duele. Porque realmente, si le das importancia a los problemas, será tu vida: la que se convierta en uno.

viernes

Excuse moi.


Y me pregunto: ¿Cómo puede pasar el tiempo tan rápido y yo no darme cuenta de que no te puedo olvidar? Le doy vueltas al asunto. La almohada no me ayuda, y la noche... Aún quedan seis horas para que amanezca, se me hará eterno pensar en ti durante seis horas seguidas, y no poder si quiera: sentir tu respiración. 
A veces no me explico cómo puedo aguantar tanto, cómo ésto no se me hace un maldito infierno sin ti. Tu recuerdo me cruza tantas veces la cabeza... Mi corazón sabe que me encanta tu sonrisa, y no para de proyectar esa imagen en mí. Eres la enfermedad que más daño hace, y la cura que más me alivia; al mismo tiempo. Contigo muero, sin ti también. Pero puesta a elegir, prefiero morir contigo a verme un solo segundo sin ti. Sin quererte a cada momento, sin besarte una y otra vez y querer hacerlo una vez más, sin abrazarte y que provoques en mí la sensación de rechazar la opción de soltarte en algún momento. Quiero llevarte a París. Vivir las mejores noches de nuestra vida y disfrutar de cada una de las horas del día: durmiendo abrazados en la cama donde estarán escritas nuestras mayores aventuras, donde acariciaré el terciopelo que cubrirá cada uno de nuestros secretos, donde seremos uno sin importar: hora ni momento. Subiremos a la Torre Eiffel, y así veremos: que nuestro amor está en lo más alto, y que la estructura que lo sostiene; es irrompible, inoxidable, e indestructible. 
Excuse moi, Je t'aime.











          


miércoles

Oasis de realidad.

 

Éxtasis en medio de una agonía lenta, que parece alargarse sin remedio ni fin. Sensaciones como la de sentirse en lo más bajo, y que un subidón te lleve a lo más alto de imprevisto. Comprobar que los detalles más pequeños, incluyen la satisfacción más grande. Hablemos claro. Necesito que vuelvas a cogerme de la mano, y que sin dar un solo paso me lleves a conocer todo sin saber nada. Que vuelvas a darme un abrazo, y despiertes en mí el calor de la seguridad. Bésame, haz que siga siendo adicta a la droga irresistible que es tu boca. Quédate cerca, permite que mi cuerpo no quiera alejarse del tuyo ni un solo momento. Ahora que estás conmigo: dame las mejores noches, recíbeme siempre con un "buenos días", no me llames princesa; demuéstrame que lo soy. Bomba de relojería, es el despertador. 
Es la primera vez, que me alegra oír esa puta alarma de mierda. Estás a mi lado, no era un sueño.

sábado

Cuidado mundo, allá voy.

Tenía miedo de quedar como una estúpida, de pisar fuerte y que otro bache saliera a flote ante mis ojos. Miedo de perder de nuevo, arriesgar todo y acabar vacía, sin nada. Miedo de no recuperarme, de saber que mi corazón se convertiría de nuevo en el diario "de las páginas rotas"... Y al final, mírame aquí. ¿Dónde quedaron todos esos miedos? En el mismo lugar en el que están aquellas personas que juraron siempre, y que demostraron su ignorancia ante esa palabra. ¿Qué mas da si quedo como una estúpida? Habré hecho lo que quería hacer, en ese aspecto las demás personas no importan. Pisaré fuerte, como he hecho hasta ahora, y patearé el culo de quien se me ponga por delante. Rechazé el fracaso. Jamás quise formar parte de esa palabra; y cuando realmente perdí, me di cuenta de que nada mejor como perder; para abrirte los ojos y ver de verdad: quien está en las buenas, y en las no tan buenas. Me rompiste el corazón varias veces, tantas: que es un puzzle que ya sé armar con los ojos cerrados. Querido mundo, gracias a tus incesantes putadas: hoy soy fuerte. Así que ya puedes abrir mil zanjas en mi camino, puedes hacer que aparezcan millones de baches enormes que lleven escrito: "atrévete si crees que puedes", y entonces: demostrarás lo estúpido que eres. Mírame bien mundo, no me pienso rendir nunca más. Ahora me toca a mí, pisarte a ti.

jueves

Adiós.


                 

-No puedes decirme eso, yo te quiero; estoy enamorado de ti.
+Yo también lo estoy de ti, pero no pienso vivir algo que no es de verdad… He pasado por eso muchas veces, y esta vez créeme que me arrancaré el corazón si es necesario, para evitar otro desengaño más.
-No lo hagas, quédate conmigo. Con el tiempo…
+¿Con el tiempo qué? ¿Me querrás? ¿Aprenderás a necesitarme? No seas hipócrita. Con el tiempo solo me harás daño, y créeme que quiero tu felicidad, pero también la mía. Y no está junto a ti.
-¿Y todo lo que hemos pasado? ¿Todo lo que hemos vivido para llegar hasta aquí? Ya lo dejamos todo una vez, no podemos volver a hacerlo.
+¿No podemos? Sí que podemos, es lo que hicimos desde el principio. Esto no debió pasar. Volamos demasiado alto, y ahora tenemos el corazón roto por nuestra caída. No quiero sentir que la vida se me va de nuevo. No quiero tener que llorar mientras junto todos los pedazos de mí, como si fuera un puzzle. Esta vez no. Te quiero, sí… Pero no voy a pasar de nuevo por esto. Quizá el tiempo nos haga ver que esto es un error, nos devuelva al mismo sitio, y volvamos a juntarnos; pero mientras tanto: esto es un adiós.
-Pero…
+Te quiero, pero esto es lo mejor. Algún día, volveremos a vernos, te lo prometo.

miércoles

Cajones desordenados, sentimientos mal colocados.

  Ya no sé si es porque te quiero, o porque me gusta hacerme daño, pero sigo con las mismas palabras del principio y los hechos: de una mierda de final. 
Desubicación. Camino por camino, dé el paso que dé: sigo llegando a ese punto de partida de dos letras, y una x sin despejar. Tú, dos letras. Te preguntarás dónde está la incógnita, bien... Es esto, que creo que siento. ¿Ecuación de primer grado? ¡Que le den a las matemáticas! Fuera el despeje, se acabaron las soluciones. Se acabaron las incógnitas por resolver y las decisiones. 
Desorden. Mi cerebro tiene ciertas complejidades: razones que sin razón; guardo con importancia, consejos de desconocidos, principios morales, un duplicado de tu sonrisa y miles de recuerdos a los que, si les das la vuelta, verás tu nombre escrito en todos ellos.
Me desvío. Pasos que se tambalean, señales por el camino que no me llevan a ninguna parte, pero que dirigen hacia mí: infinitos mensajes sin textos que comprender, ni números que descifrar. Sin enigmas que resolver, ni soluciones que comprobar.
Sin salida. Atrapada entre miles de sensaciones, sin que ninguna me dé la pista para salir de ese laberinto al que llaman: corazón. Cabeza, ¿dónde estás cuando te necesito?... Hola soledad, parece que la razón: nos ha dejado la típica privacidad de siempre. Ya sabes, la que nunca necesitamos, pero siempre pedimos. 
Sentimientos mal colocados. En pasado, presente o futuro, ya ni si quiera lo sé. Solo puedo tener claro que ya no conozco nada, que me siento como una novata, que todo aquello que antes creía correcto, ahora: ya no lo parece tanto. Y que lo que veía claro, hoy se ha vuelto gris oscuro.

5 meses; 125 días; 3000 horas; 180000 minutos. Y la aguja de mi reloj: aún no se ha parado.

domingo

Buenos días mundo.

                   

Hoy me he levantado con ganas de dar todo por todo, y siento que mi día mejorará. La verdad es que me sorprendo, nunca me he levantado con una sonrisa en la cara, siempre suelo acusar al pie izquierdo como motivo de mi malhumor matutino. Es cierto eso de que la vida te sorprende, y a veces la sorpresa es muy pequeña, pero cambia tu día: eso sin duda. No me suelo dar cuenta de aquellas cosas que verdaderamente te alegran ese día que empezó con un pie izquierdo, hasta que las vivo. Quizá sea cuestión de comenzar el día con una sonrisa, y luego: superarla.
      
     
             

sábado

Bienvenida de nuevo, querida.

                

Y aquí estoy ahora, después de meses sin poder escribir una puta palabra; dejando espacios en blanco, borradores sin publicar, entradas inexistentes, letras llenas de sentimientos, palabras que quizá pronto: queden en el olvido. Pero que conste, estoy aquí de nuevo. Esta vez no te voy a decir que te quiero, lo siento. Hoy estoy aquí, para aclararte dos palabras, que quizá me cuesten más a mi escribirlas, que a ti leerlas. "Te quise."
Ahora es cuando se supone que tengo que escribir todo lo que pasamos, todo lo que vivimos y quedó marcado. Ahora es cuando digo que el pasado pasado está, y que siempre estarás dentro de mí. Lo siento, yo no escribo mentiras. Aunque ahora que lo pienso, acabo de escribir la más grande de todas: "Te quise." Eso no es cierto. Ese pretérito perfecto simple solo existe en mi cabeza, y es el que no para de acuchillar a diestro y siniestro mi corazón. ¿Por qué cojones me enseñaste a querer y no a olvidar? ¿Era esto lo que pretendías? ¿Pretendías dejarme colgada de un abrazo de hace meses, o de una sonrisa desgastada? Te mereces un aplauso, lo has conseguido. A pesar de todo, sé que la culpa la tengo yo. Jamás debí permitir que mi corazón tomara las decisiones, jamás debí dejar que mi cabeza me dijera: hazle caso a tu corazón, estoy de acuerdo con él. Era mentira. Pero, ¿sabes? Mi cabeza y mi corazón aún tienen algo bueno. Aún, guardan el primer beso que nos dimos, las primeras mariposas de las cuales me llenaste, el primer hormigueo que sentí cuando te vi, la primera sonrisa que provoqué en ti... Le he dado la espalda a este mundo, porque creía que mis palabras no podrían cobrar sentido sin ti; pero dejará de ser así. Mírame bien, estoy de vuelta.

viernes

Un secreto muy real.

Te voy a contar un secreto, pero tienes que guardarlo muy bien. Aunque la gente te pregunte, te amenace, aunque te ofrezcan cosas para poder averiguarlo: tienes que prometerme que jamás lo dirás, y que jamás te olvidarás de estas palabras, porque no las voy a repetir. Acércate, más, más, bien, cierra los ojos, olvídate del mundo, sólo escucha mi voz... Atento ¿eh? Te quiero.

Scusa ma ti chiamo amore!!!!

Niky: ¿Me lo prometes?
Alessandro: ¿El qué?
Niky: Lo que estoy pensando...
Alessandro: Te lo prometo, amor.

sábado

Felicidades, mi vida.

Hoy es un día muy muy especial, te haces un año mayor. Ya tienes un año más de saber cómo es la vida, de haber vivido y aprendido, de haber querido y dejarse querer. Justo hoy: 14 de julio de 2012, se cumplen 45 años desde que nació la persona más maravillosa y grandiosa de este mundo: Mi madre. 
Mamá, como ya he hecho muchas otras veces: quería agradecerte todo lo que has hecho por mí, todo lo que me has dado, y lo que me has permitido aprender de ti. Agradecerte que hayas hecho de mí lo que soy hoy, y que no te hayas cansado de levantarme cuando caigo. Muchas gracias, de verdad, porque sin ti en muchas ocasiones no habría salido adelante; tu apoyo es lo más grande para mí. No he sido la hija perfecta, lo reconozco. No voy a decir que siempre he hecho caso de tus consejos, porque no es así. No voy a negar, que en muchas ocasiones llenas de tensión y nervios, te he faltado al respeto, y aunque ya te haya pedido perdón en su momento: quiero que sepas que aunque no lo demuestre (bien sabes cómo soy), para mí eres muy importante, y que un "lo siento" no bastará siempre.
Muchos dirán a sus madres: te debo la vida porque tú me la diste. Pero en mi caso no es así. Es cierto que si tuviera que dar la vida por ti no me lo pensaría dos veces, pero también es cierto que por deber: te debo más que mi vida. Te debo miles de sonrisas, abrazos, momentos, consejos, lágrimas, risas... Y espero poder pagártelo algún día. 
Bueno Conchi: sé que esto no es lo más grande que te he escrito, pero dice un refrán que "es mejor escribir pocas palabras y decir mucho, que escribir mucho y no decir nada." Eres la madre más perfecta de este mundo, y me alegro cada día de tenerte conmigo. Y si madre no hay más que una: agradezco que tú, seas la mía. 
Feliz cumpleaños mi vida, disfruta mucho de este cumpleaños y de los que te quedan, porque son muchos. Y sonríe, que tienes la sonrisa más bella que este mundo haya visto nunca.




Te amo.



Solo tememos a lo desconocido.

Y sin embargo, el miedo es lo que nos hace sentir más vivos. Lo conocido alimenta el bienestar, lo desconocido alimenta la duda. ¿Será esta la última vez que sientas algo igual? ¿Volverás a enamorarte de alguna sonrisa como te enamoraste de la suya? ¿Tendrás otra oportunidad para conocer lo que desconoces? La incertidumbre nos mantiene al borde, despiertos, en suspense, al filo de la posibilidad. Nos hacer ver que sentir desconfianza o miedo por lo que pueda pasar, es tener que confiar en que en su momento: sabrás como solucionarlo. Por eso solo tememos a lo desconocido, porque nunca sabemos cómo evitarlo. Es algo que siempre nos hace dudar, cómo teniendo la mayor de las respuestas delante, no podemos responder una pregunta. Y quizá lo tememos por eso, porque siempre intentamos buscarle una respuesta a todo, si bien dicen que los porqués de la vida no pueden responderse: dejemos de temer de una vez, y empecemos a vivir.

jueves

Olvida el ayer, solo sé mío.

¿Recuerdas esas tardes sin parar de hablar? No había segundo en el que con alguna de nuestras tonterías: la conversación no parase. ¿Recuerdas todas las promesas hechas? Solo se nos quedó atrás La Luna, supongo que era porque ya vivíamos allí. ¿Recuerdas todos esos "buenos días mi vida" que quedaron por decir, o esas noches que nos imaginamos? Es increíble como puedo tenerlas tan dentro... Hablando de recuerdos, ¿te acuerdas de que te quise más que a mi vida y lo estropeaste todo? Seguro que sí, yo también. Como si fuese ayer.
Pero, ¿sabes qué? Olvídalo todo. Bórralo. Has vuelto, he vuelto, y eso es todo lo que quiero tener presente, todo lo que me importa. En su momento prometimos un para siempre, no fue así. Pero quizás necesitábamos esto: separarnos, para darnos cuenta de que ni tú, ni yo, somos nada sin un nosotros. Para que nos quedase claro que cada momento, cada cosa que recordamos y vivimos fue, y es nuestro: y eso no nos lo quita nada de lo que pueda pasar, ni nadie. Quizás necesitabas darte cuenta de que ocupé un lugar en ti por alguna razón, y necesitabas volver a encontrarla. Reconocer que formé parte de ti por algo, y poder ver: que aún me quieres. Quizás necesitaba darme cuenta de que decirme a mí misma: "ya no siento nada", era reconocer una vez más lo mucho que te echaba de menos. Afirmar que ningún suceso, te barrería de mi vida. Tragármelo todo, y decir: que aún te quiero. Así que olvidemos todo, y de nuevo: volvamos a La Luna, de donde nunca debimos irnos.

miércoles

La realidad.

La realidad es:
Cuando una mujer llora por un hombre, simplemente: lo ama de verdad.
Cuando un hombre llora por una mujer, simplemente: no amará a otra igual.

martes

Solo soy una chica.

Me gusta que me llamen guapa, pero nunca lo creeré. No siempre estoy bien, pero odio admitir que estoy mal. Normalmente siempre sonrío, pero no siempre es una sonrisa real. Trabajo duro para conseguir las cosas, pero no siempre lo logro. Intento ser una chica dura, pero soy la más dulce que jamás encontrarás. Me gusta que me hagan reír cuando me estoy triste, pero no siempre lo consiguen. Espero el momento de sentirme querida, pero ese momento: siempre tarda en llegar. Me hago ilusiones, quizá sea la más ilusa de todas las chicas del mundo y tengo esperanzas, supongo que como todos; aunque siempre hay un "pero" que las destroza. Lucho por el chico al que quiero, incluso cuando sé que esta por otra. En fin: solo soy una chica.

Una mirada: vale más que mil palabras.



Hay varias maneras de mirar a alguien. Se puede mirar a las personas de abajo a arriba, con admiración, o de arriba a abajo, con desprecio. Se puede mirar a alguien atravesadamente, demostrando tu afán por querer lejos a esa persona, o con los ojos llenos de brillo, dando a ver que para ti no es solo alguien. Puedes mirar de forma lasciva, irónica, ardiente, enamorada, pasiva, divertida, tímida... Pero una vez la vida te ha enseñado unas cuantas lecciones importantes, se puede aprender a mirar a las personas a los ojos: de tú a tú.

lunes

Solo sienten desamor, quienes antes han sido amados.

Cuando has querido, tu alma no olvida, por mucho que sí lo haga tu mente. El amor pasa a formar parte de tu ADN, tu esencia. Es sabiduría y pensamiento, arraigados en lo más íntimo del corazón y del alma. Y ello puede ser una bendición y una maldición.
No hay forma posible de rellenar el vacío, ni tratamiento eficaz contra el dolor persistente del amor perdido: salvo su regreso.

domingo

Tanto para amar, tanto para aprender.


Verdadero hasta la última letra.


;


Lo odio.


Si tu eres un pájaro: yo también.


Cada cosa a su tiempo.

Las personas entran o salen de nuestras vidas por toda clase de razones, la mayoría de ellas relacionadas por como racionamos nuestro tiempo. La diferencia entre hacer las cosas en el momento debido o no, entre hacer amigos o crearse problemas, es por lo general una cuestión de disposición. Realmente hablamos de tiempo, de momentos. No hay nada más inútil, que encontrarse en el lugar adecuado en el momento equivocado.

sábado

A veces, hay cosas que es mejor callarse.

Las palabras no solo sirven para expresar las emociones, también ayudan a distanciarse de éstas. Pueden ser una gran red de seguridad, que protege el corazón de una excesiva exposición, que separa los verdaderos sentimientos en sílabas forjadas concienzudamente y no en efusiva "sinceridad". También pueden ser malinterpretadas, infligiendo heridas al crear en la mente del otro una falsa impresión. Digamos lo que digamos: a veces, hay cosas que es mejor callarse.

Todos sufrimos por ilusionarnos, pero todos necesitamos crearnos ilusiones.

Todos tenemos nuestras ilusiones, salvo los monjes retirados en lo alto de un monte o los poetas que han dejado su tintero seco. Todos tenemos alguna que otra esperanza. Es más, no es que las tengamos: es que las necesitamos. Alimentan nuestros sueños y nuestras vidas como una bebida energética con dosis extra de cafeína. Como ese pequeño éxtasis que sientes la primera vez que fumas, o bebes. Como esa pequeña escalada a la cumbre del placer cuando alcanzas un orgasmo. Al fin y al cabo, todos tenemos ilusiones, todos esperamos algo: que le dé sentido a todo.

Orgullosa.

Tal vez estamos en el mundo para buscar el amor, encontrarlo y perderlo, una y otra vez. Con cada amor volvemos a nacer y con cada amor que termina se nos abre una herida. Y aunque en mí se hayan abierto numerosas heridas: estoy llena de orgullosas cicatrices

jueves

A veces, no es fácil decir las cosas.

Hablar es barato. Si no lo fuera, la gente tal vez dejaría de lanzar "te quieros" a diestro y siniestro como si fuese una frase rebajada en un cajón de la sección de oportunidades. Ser tacaño con los sentimientos, guardarse de expresarlos hasta el instante propicio, debería concederles más valor a ojos de aquel con quien finalmente te sinceras, por mucho que tarde en llegar ese momento. Si estás con la persona acertada, es una inversión que merece la pena. La pega es que, a veces, esperas tanto para escuchar esas palabras que acabas roto por dentro.

Desconfía de quien te diga: "confía en mí".

La confianza no se regala. En toda relación es lo que más cuesta ganarse y lo que antes se pierde. Es más, solo hay una cosa peor que el: "ya no te quiero", y es el: "ya no confío en ti". Lo primero incumbe al otro. No se puede hacer nada respecto a un cambio en el sentir del corazón. Lo segundo te incumbe a ti, y a nadie más que a ti.

domingo

Tre metri sopra il cielo.

Siempre hay un momento en que el camino: se bifurca. Cada uno toma una dirección, pensando en que al final los caminos se volverán a unir. Desde tu camino ves a la otra persona cada vez más pequeña. 
No pasa nada, estamos hechos el uno para el otro. Al final estará él. Pero al final solo ocurre una cosa: llega el puto invierno...
Y de repente te das cuenta de que todo ha terminado. De verdad.
Ya no hay vuelta atrás, lo sientes. Y justo entonces intentas recordar en qué momento empezó todo, y descubres que todo empezó antes de lo que pensabas. Mucho antes. Y es ahí, justo en ese momento: cuando te das cuenta de que las cosas solo ocurren una vez. Y por mucho que te esfuerces ya nunca volverás a sentir lo mismo, ya nunca tendrás la sensación de estar: a 3 metros sobre el cielo.

viernes

Soy quien soy, y no lo cambia nadie.

¿Derechos? Sí, voy a hablar de derechos. Tenemos derecho a hacer lo que nos digan sin replicar. Tenemos derecho de no poder expresarnos con libertad. Tenemos derecho a ser libres de escoger lo que nos digan los demás. Tenemos derecho a... Ser gilipollas. ¿Qué coño se supone que tenemos que hacer con nuestras vidas? ¿Lo que quieran hacer los demás con las suyas? No. Da igual si ellos toman el camino correcto, yo no tengo por qué hacerlo. Siempre he sido consciente de que: lo correcto, nunca es lo adecuado. ¿Que quieren ir por la vida sin pensar en vivir? Adelante, no soy quién para impedírselo, pero que ellos no me impidan a mí: vivir como me da la gana. Me da igual si con sus decisiones salen perdiendo, o ganando. Si tropiezan y se quedan sentados o se levantan. Si escupen hacia arriba y les cae en la cara, o si les escupen. Exactamente, me la resbala. Sí, voy a hablar de derechos. Tengo derecho a ser quien soy, y eso: no me lo quita nadie.