Mamá, como ya he hecho muchas otras veces: quería agradecerte todo lo que has hecho por mí, todo lo que me has dado, y lo que me has permitido aprender de ti. Agradecerte que hayas hecho de mí lo que soy hoy, y que no te hayas cansado de levantarme cuando caigo. Muchas gracias, de verdad, porque sin ti en muchas ocasiones no habría salido adelante; tu apoyo es lo más grande para mí. No he sido la hija perfecta, lo reconozco. No voy a decir que siempre he hecho caso de tus consejos, porque no es así. No voy a negar, que en muchas ocasiones llenas de tensión y nervios, te he faltado al respeto, y aunque ya te haya pedido perdón en su momento: quiero que sepas que aunque no lo demuestre (bien sabes cómo soy), para mí eres muy importante, y que un "lo siento" no bastará siempre.
Muchos dirán a sus madres: te debo la vida porque tú me la diste. Pero en mi caso no es así. Es cierto que si tuviera que dar la vida por ti no me lo pensaría dos veces, pero también es cierto que por deber: te debo más que mi vida. Te debo miles de sonrisas, abrazos, momentos, consejos, lágrimas, risas... Y espero poder pagártelo algún día.
Bueno Conchi: sé que esto no es lo más grande que te he escrito, pero dice un refrán que "es mejor escribir pocas palabras y decir mucho, que escribir mucho y no decir nada." Eres la madre más perfecta de este mundo, y me alegro cada día de tenerte conmigo. Y si madre no hay más que una: agradezco que tú, seas la mía.
Feliz cumpleaños mi vida, disfruta mucho de este cumpleaños y de los que te quedan, porque son muchos. Y sonríe, que tienes la sonrisa más bella que este mundo haya visto nunca.
Te amo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario