sábado
Bienvenida de nuevo, querida.
Y aquí estoy ahora, después de meses sin poder escribir una puta palabra; dejando espacios en blanco, borradores sin publicar, entradas inexistentes, letras llenas de sentimientos, palabras que quizá pronto: queden en el olvido. Pero que conste, estoy aquí de nuevo. Esta vez no te voy a decir que te quiero, lo siento. Hoy estoy aquí, para aclararte dos palabras, que quizá me cuesten más a mi escribirlas, que a ti leerlas. "Te quise."
Ahora es cuando se supone que tengo que escribir todo lo que pasamos, todo lo que vivimos y quedó marcado. Ahora es cuando digo que el pasado pasado está, y que siempre estarás dentro de mí. Lo siento, yo no escribo mentiras. Aunque ahora que lo pienso, acabo de escribir la más grande de todas: "Te quise." Eso no es cierto. Ese pretérito perfecto simple solo existe en mi cabeza, y es el que no para de acuchillar a diestro y siniestro mi corazón. ¿Por qué cojones me enseñaste a querer y no a olvidar? ¿Era esto lo que pretendías? ¿Pretendías dejarme colgada de un abrazo de hace meses, o de una sonrisa desgastada? Te mereces un aplauso, lo has conseguido. A pesar de todo, sé que la culpa la tengo yo. Jamás debí permitir que mi corazón tomara las decisiones, jamás debí dejar que mi cabeza me dijera: hazle caso a tu corazón, estoy de acuerdo con él. Era mentira. Pero, ¿sabes? Mi cabeza y mi corazón aún tienen algo bueno. Aún, guardan el primer beso que nos dimos, las primeras mariposas de las cuales me llenaste, el primer hormigueo que sentí cuando te vi, la primera sonrisa que provoqué en ti... Le he dado la espalda a este mundo, porque creía que mis palabras no podrían cobrar sentido sin ti; pero dejará de ser así. Mírame bien, estoy de vuelta.
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