miércoles

Pies sobre la tierra, cabeza sobre los hombros.

                                 
"Antes de actuar, piénsalo dos veces". Curioso; ¿no creen? A veces me paro a pensar y me pregunto a mí misma si las personas que una vez nos hicieron daño, pensaron dos veces. Desconozco la respuesta, casi siempre pienso en eso dos segundos y al tercero: mi cerebro me dice que es preferible cambiar de tema. A lo que vamos: hablamos de un daño irreversible, no uno físico ni mucho menos. Ese daño que está escrito o dicho, y que duele más que cualquier bofetón recibido. Las palabras. Letras que en cuanto las ponemos de una determinada forma, dicen algo y si las cambiamos, se refieren a otra cosa. Hablar es barato, pero hacer daño: cuesta un poco más. Aunque por experiencia: no lo suficiente para que un te quiero falso, haga tanto daño a la persona que lo dice como a aquella que lo recibe. Se supone que las palabras que más deben doler son aquellas que no queremos oír, aquellas que deseamos esconder y omitir en boca de todos. Y sin embargo, la estupidez humana o mejor dicho: la ingenuidad, hace que caigamos como moscas en trampas de bonita carcasa y contenido hueco. Un contenido tan negro como inútil. Un contenido que al fin y al cabo: todos queremos oír de ese alguien y quizá esperando tal cosa, la falsedad se adelante y nos rompa por dentro. Es mejor no esperar nada de nadie, y así: nadie te decepcionará. Hay que tener los pies sobre la tierra y la cabeza sobre los hombros. No dependas de nada, las únicas palabras que necesitas para vivir tu vida, ya te las dirás tú misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario