miércoles

Todo o nada.


Puto amor. Putas las horas que he pasado sintiendo que el corazón se me partía en mil pedazos, y malditos los sentimientos que me llevaron a lo más alto para luego: tropezarme y caer sin freno. Ni se les ocurra nombrarme una sola vez más, aquello de: el corazón posee razones, que la razón desconoce. Es mentira. La razón las conoce todas y cada una de ellas, y es por eso que nos advierte que debemos llevar cuidado y no dejarle todo el trabajo sucio al corazón, porque puede romperse. Aún así, no hacemos caso. Ocultamos las opiniones, los pensamientos, los consejos y todo aquello que pueda despistarnos de querer, o mejor dicho; hacernos daño. A veces, pienso que el amor no es más que un juego. Como ese juego de los barcos, ese que tanto nos cuesta elaborar para que luego: otro nos lo destroce sin ton ni son. Corazón: tocada. Corazón y cabeza: tocada y hundida. Hay que darse cuenta de que cuando se trata de algo tan serio como esto: hay que dar todo o nada. Sin miedo a arriesgar, ni a qué pueda pasar... Pero siendo totalmente consciente, de que las consecuencias son irreversibles, y que aunque pretendamos dejar de querer a alguien: éste se habrá metido tan dentro de nosotros, que lo mejor será aceptar que no podemos evitar que siga donde está.

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