¿Recuerdas esas tardes sin parar de hablar? No había segundo en el que con alguna de nuestras tonterías: la conversación no parase. ¿Recuerdas todas las promesas hechas? Solo se nos quedó atrás La Luna, supongo que era porque ya vivíamos allí. ¿Recuerdas todos esos "buenos días mi vida" que quedaron por decir, o esas noches que nos imaginamos? Es increíble como puedo tenerlas tan dentro... Hablando de recuerdos, ¿te acuerdas de que te quise más que a mi vida y lo estropeaste todo? Seguro que sí, yo también. Como si fuese ayer.
Pero, ¿sabes qué? Olvídalo todo. Bórralo. Has vuelto, he vuelto, y eso es todo lo que quiero tener presente, todo lo que me importa. En su momento prometimos un para siempre, no fue así. Pero quizás necesitábamos esto: separarnos, para darnos cuenta de que ni tú, ni yo, somos nada sin un nosotros. Para que nos quedase claro que cada momento, cada cosa que recordamos y vivimos fue, y es nuestro: y eso no nos lo quita nada de lo que pueda pasar, ni nadie. Quizás necesitabas darte cuenta de que ocupé un lugar en ti por alguna razón, y necesitabas volver a encontrarla. Reconocer que formé parte de ti por algo, y poder ver: que aún me quieres. Quizás necesitaba darme cuenta de que decirme a mí misma: "ya no siento nada", era reconocer una vez más lo mucho que te echaba de menos. Afirmar que ningún suceso, te barrería de mi vida. Tragármelo todo, y decir: que aún te quiero. Así que olvidemos todo, y de nuevo: volvamos a La Luna, de donde nunca debimos irnos.
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