No nací de goma, no me dieron oportunidad de hacerlo.
Enfrenté las tormentas, los rumores, todas las cosas que se me venían; de frente. Nunca supe hacerme hacia atrás y dejar paso a aquellas personas que se creían mejores, o superiores; siempre planté cara a las adversidades porque jamás me gustó ser justa. Defendí lo que era mío con uñas y dientes, y derramé sudor y lágrimas de sangre por el dolor que jamás supe mostrar en público. Mis amigos decían que se sentían orgullosos porque he sido, lo que ellos nunca fueron; dicen que estoy hecha de hierro.
Pero quizá desconocen, que una figura de hierro se acaba oxidando...
No hay comentarios:
Publicar un comentario