sábado

Decisiones.

Cuando la vida se divide en dos caminos nos vemos obligados a tomar una decisión, si seguir por el camino que nos diga el corazón, o por el que nos indica la razón.
Yo elegí la intuición de mi corazón, digamos que no me equivoqué pero si sufrí porque no hay camino que esté libre de baches, o que solamente conlleve felicidad; en esta vida todo acarrea responsabilidades. Caminé sin rumbo porque estaba lejos, perdida en un mundo que desconocía, rodeada de nada por todas partes; y decidí quedarme quieta y pensar un rato. Me dí cuenta de que a veces somos llevados a lugares donde estamos solos porque debemos aprender, porque en esta vida no siempre estaremos rodeados de buenas personas, o de personas que queremos, porque todo cambia y desde ese todo, ya nada es igual. En muchas ocasiones perdemos personas queridas, en otras simplemente la distancia se encarga de ejercer la pérdida de contacto, en mi caso; lo perdí todo. Me dejé llevar por mi corazón que estoy segura, no se equivocaba. Esa decisión me enseñó a comprender que la vida es fácil cuando te acostumbras a que el peso de tus espaldas, lo lleven otras personas; pero cuando lo llevas tú las lágrimas salen de tus ojos y ya no hay vuelta atrás.

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