En mi vida he dado muchos pasos, todos ellos han traído consecuencias; y la mejor de ellas has sido tú.
Me levantaba cada mañana pensando en que lo primero que vería nada más despertar, sería tu perfecto rostro; con esos ojos color marrón oscuro, que me miraban de una forma indescriptible pero totalmente especial, esa perfecta nariz que deslizabas a lo largo de mi pelo, y esos labios tan carnosos y tan exquisitamente sabrosos. Tu buenos días princesa hacía que mi cuerpo se tornara débil, y el deslizar tus manos sobre mi cintura hacía que me temblara el cuerpo de una forma totalmente impresionante.
Mi razón sabía que debía levantarme, y volver a una rutina que cansaba todos mis sentidos, pero mi corazón ya tenía presente que no podría y que sólo tus caricias era lo que me hacía falta para sobrevivir un día.
Fuiste el primero que tocó mi corazón, que se metió tan tan dentro que ni si quiera yo llegué a imaginar el haberte amado de tal forma, tus palabras de enamoramiento fueron aquellas que hicieron débiles mis sentimientos, y ablandaron mi armazón. Hoy puedo decir que no cambiaría tu existencia en mi vida por nada en el mundo, porque aunque ya no soy una niña has sabido hacerme volver a la infancia con sólo abrazarme, y aunque sabes que estaremos juntos hasta vernos envejecer, quiero que recuerdes que tu aliento, es lo único que quiero sentir a mi lado, en mi cuello, cada amanecer.
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