+Hace mucho tiempo que quiero decirte algo, pero no me atrevo...
-¿Por qué?
+Tengo miedo de que cambien las cosas, de que nada vuelva a ser como antes y de perderte...
-¿Miedo? Esa escusa no me sirve, el miedo te lo creas tú mismo. No puedes dejar de abrir una puerta sólo porque te da miedo a que se cierre sola, o porque no te guste lo que hay más allá de ella, el miedo no es de cobardes, pero si los valientes pueden prescindir de él; tu también puedes hacerlo. Una cosa no cambia la otra, nunca se sabe quizá el abrir esa puerta de la cual tienes miedo, te traiga una sorpresa; después de todo no está tan mal equivocarse, aprendes a ser más fuerte. No voy a ser típica porque no te voy a decir que si no arriesgas no ganas, pero te diré algo más complejo: la vida da muchas vueltas y en cada una de ellas se abre una puerta diferente, y debes luchar contra lo que venga sin miedo alguno, porque nunca sabes lo que pasará después; el miedo es sólo algo que nosotros tenemos presente sólo por aferrarnos a no hacer las cosas, pero te diré que cada acción al fin y al cabo tiene su recompensa. Ahora dime, ¿qué es eso que querías decirme?
+Desde hace ya tiempo te veo con otros ojos, como algo más que una amiga. Mis te quiero ya no son de amistad, ahora te los dirijo con un significado más fuerte, no sé cómo, pero te has metido dentro de mi ser de una forma inesperada, y ahora sólo pienso en ti día y noche. Me levanto esperando el momento en que pueda llamarte algún día y decirte; buenos días princesa. Pero después despejo mi mente y me doy cuenta de que esto es la realidad, y no mi mundo perfecto.
-Pues puede que hoy sea tu día de suerte, porque desde hace tiempo quiero hacer de tu mundo perfecto, una realidad.
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