Me dije que no lloraría más, que mi meta después de ti no sería más que sonreír hasta reventar mis mejillas. Y así lo hice.
Convertí mi vida en lo que jamás imaginé, me dejé la piel en ser otra persona, en empezar de nuevo, en volver a nacer.
Quizá fue eso lo que me hizo tropezar tanto, o el darme cuenta de que las historias de príncipes y princesas sólo sirven para venderte una versión inexistente de la vida. Es complicado explicar cómo una persona puede levantarse después de un golpe, pero se podría decir que cuando nos golpean, nuestra fuerza se duplica y nuestra razón sabe que podemos luchar si aún no se ha dictado un final. He perdido la cuenta de cuantas veces han querido guiarme por el camino correcto, de todas maneras no sirve de nada intentar evadir los errores, el camino correcto nunca es el adecuado. A medida que pasan los días y las experiencias; nos damos cuenta de que esta vida es difícil si antepones el miedo, a una lucha por tu deseada realidad. Deseé que mi realidad se centrara en un capullo integral de pies a cabeza, y antepuse mi miedo para poder ser fuerte y luchar por lo que mi razón creía correcto.
Ahora entiendo por qué muchas personas dicen que el mejor guía para vivir la vida, es el corazón. Puede mentirte, pero casi siempre acierta. Nadie sabe cuanto desearía no estar escribiendo esto, y estar sintiendo el rencor más grande de este mundo, pero en esta vida los errores se cometen queramos, o no. Y el único sentimiento que llevamos dentro, no siempre es la felicidad. Alomejor mañana cuando despierte con otro a mi lado izquierdo de la cama, me de cuenta de que esta vida no es más que una estúpida paradoja. Los hombres van de flor en flor. Nosotras de capullo en capullo.
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