+¿Por qué no le olvidas ya? ¿Para qué te mientes a ti misma con todo esto?
-Él ya no es nada para mí, y si me conocieras deberías saberlo...
+Tú y yo sabemos que no es así, no le has olvidado. Aún sigues visitando su perfil a escondidas y pensando en él a cada dos por tres. Yo te conozco, y sé perfectamente lo que digo. Lo que no comprendo es como eres capaz de seguir queriéndole si todo ha terminado.
-¿Sabes? Lo que yo no comprendo es tu facilidad de ver las cosas. ¿A caso sabes lo que significa amor? Yo no me engaño a mi misma diciendo esto, sé perfectamente que le quiero. Pero ya no se cuanto. Es por eso que digo que él ya no es nada para mí. Dejó de significar algo en mi vida cuando me di cuenta de que valía más que él, y que la vida me había dado la oportunidad de encontrar el amor en la persona equivocada. Pero no me importa. Yo se lo que fui, se lo que aprendí.
+Ya claro. ¿Y sabes lo que eres ahora?
-Ahora soy una chica que sabe el camino que tiene que tomar. Ahora soy yo la que toma las decisiones por mí misma sin importarme si tengo alguien al lado a quien le afecte, es mi vida; y mi vida la dirijo yo. ¿Que quizá me precipite por un abismo del cual no tenga salida? ¿Y qué? Hoy todo está sobre valorado. Yo sé que cada vez que le miro de reojo cometo el grave error de volver a mirarle, de mirar al pasado. Pero tú no tienes ni idea de que cuando lo hago, cuando le miro, no veo más que miedo. Yo no quiero volver a ser quien fui, esa niña ya no está. Y cada vez que me doy la vuelta, y veo detrás de mí esas sonrisas que puso en mi cara, esos abrazos que me dio cuando necesitaba que lo hiciera, esos momentos que escribían en mi diario una página cada día, me entran ganas de escupirle en su cara de niño que él no fue más que otro error. El mejor de todos. Pero sólo un error. Y ahora, puedes decirme que no entiendes el por qué de que siga dentro de mí todavía. Porque yo tampoco lo sé.
+¿Y entonces?
-Aún me queda esa sensación de que algo se me viene encima, de que me va a aplastar. Y no sé por qué pero alguien decidió que debía llamarse amor. Y le doy las gracias, porque me ha servido para darme cuenta de que es un error del que se aprende mucho. Pero no importa, todo es pasajero. Y esto, también.
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