viernes

Aunque estés lejos, esta vez no pienso ir a buscarte.

Por un momento me paré a pensar en qué pasaría si esta vez el que se diera cuenta de que se equivocó eras tú, y no yo. Y ese momento de reflexión, me dio a ver que el marcador estaba a tu favor y yo, perdía.
Me quedé sentada, esperándote; pensando que si me querías volverías a buscarme y con una disculpa y la típica charla de "lo siento mi vida, no volverá a pasar nada de esto", se arreglaría todo; y el marcador pasaría a: tú 100 y yo 1. Pero no fue así. Sentada vi pasar el tiempo, vi como a mi lado se sentaban parejas y hablaban de un futuro que yo no tendría. Vi como el mundo no se paraba, seguía su curso. Y me di cuenta de que allí sentada yo no hacía nada, que se acabó el estar esperándote, y que al igual que el mundo, yo debía seguir. Sin ti. Pero debía hacerlo.
Empecé a dar mis primeros pasos después de haberme pasado mucho tiempo sentada, y me di cuenta de que en mí crecía una sensación de liberación a medida que me alejaba de aquel banco. No sabía por qué, pero estar sin ti, era como ser feliz. Con esto supe que en el mar hay miles de peces, y que porque falte uno, a mi no me debe afectar. Te marchaste. Y ahora sé cuánto puedo agradecer que lo hicieras. No confundas, esto no es un hasta luego. Es un adiós. Porque aunque estés lejos, esta vez no voy a subir tu puntuación del marcador, yendo a buscarte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario