Es verdad que la ficción no hace más que meternos mariposas en la cabeza, y que el mundo es totalmente al revés de como me lo imaginaba, ¿pero qué más da? Sólo sé que él forma parte del mío, y con eso me basta para desconocer que hay otro mundo más.
La realidad es sólo un cuento de mal gusto, siempre he preferido vivir en la luna y en marte porque ahí sólo tengo que preocuparme de estar sujeta al suelo. No existen palabras demasiado grandes, ni bocas que al hablar queden muy pequeñas. Mi única realidad es tener ganas de verle despertar cada mañana, de decirle que le quiero en silencio pero con una locura frenética, hacerle sonreír en momentos que paren el tiempo y que vea que como yo, nadie le hará sentir igual. Puede que pida mucho a veces, pero es sólo porque su perfección no tiene límites y sé que lo imposible, es totalmente posible. Me quedo mirando su rostro y pienso que ya no existe nada más que se le pueda comparar, no puedo ignorar que le quiero más que a mi vida y que por él daría hasta lo que no tengo. Y el futuro es sólo algo que está a la vuelta de la esquina, y yo sé que para siempre es sólo el comienzo.
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