Sí, soy la típica ingenua que creyó en las palabras del característico capullo integral con músculos de Super man, la niña que decía ser mujer y que jamás dejaría que le hiciera daño un hombre, y a día de hoy, me he dado cuenta de que no hay hombre que no te haga daño, casi todos son diferentes por fuera, pero igual de estúpidos por dentro.
Nunca es tarde para darse cuenta de que hay que pensar muy bien todo, y aunque intenté pararme a pensar, no quise. Todos dicen lo mismo pero, ¿por qué demonios tengo que pensar? No tengo razones para hacerlo, de eso se supone que va el "amor", ¿no? Si te paras a pensar, jamás te enamoras, jamás sales perdiendo y nunca intentas ganar. ¿Mi problema? Me molesté por conocer a la persona equivocada. Puede que doliera, pero después de todo se supone que la adolescencia es la etapa de los "desamores", y tonta aquella que piensa que el amor es eterno, porque es totalmente efímero. Esa palabra tiene cinco letras, y la última marca su final. Y la historia se repite una y otra vez: creo conocer al chico perfecto, éste me enamora, me lleva por la rutina de la que pienso que nunca me voy a cansar, y cuando menos me lo espero, me da la primera pero no la última razón para que le dé una patada en su culo de niño mimado. Me dice que le perdone, que no volverá a pasar, que el tiene claro que me quiere a mí, y por siempre. Y hay algo de lo que me acabé dando cuenta después de haber vivido unas cuantas historias, siempre no es siempre; siempre es de vez en cuando. Porque me percaté de que a la vez que me di la vuelta, ése estúpido ya me estaba cambiando.
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