lunes

Muchas personas cambiarían su vida por la de otros, o incluso dejarían de ser quienes son a precio de costo.
¿Por qué cambiarte por otro pudiendo ser mejor que cualquiera? Quizá sea esa la pregunta del millón, después de todo la mayoría de las personas no tienen personalidad, se paran a mirar lo que hacen otros, los imitan, y para colmo siguen su rastro sin dudarlo dos veces, sin percatarse de que el que está por delante ya habrá tropezado con la piedra que deberías haber tropezado tú, y que ya no será tu error, habrás dejado de aprender y de ser persona, para no ser más que alguien que imita a un objeto.
Me pregunto si soy diferente, si de verdad pueden señalarme como si fuera una persona que destaca por no hacer lo que otros quieren o lo que me piden, o si me miran y me insultan porque sé como responderles.
Alomejor soy yo la normal, y ellos son los bichos raros. Porque quizá, sólo quizá deberíamos ir contracorriente, demostrar que nada ni nadie nos puede poner el pie encima para decir que no podemos con algo, dar a ver que las palabras que salen de bocas ajenas no son más que eso, palabras; y que sólo sirven para enseñarnos que la envidia es muy mala. Y la amistad, muy traicionera.
Los errores y las lecciones son aquellos que nos enseñan que la personalidad es lo que nos diferencia, que aquellas personas que ven más allá de sus narices y que verdaderamente saben valorar, se dan cuenta de que hay que pensar, para poder existir. Al igual que yo. Hay que aprender que esta vida te moldea a tu imagen y semejanza, no a la de los demás. No hay por qué ser como quieren, pudiendo ser una misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario