jueves

Tú ya no eres tú, pero yo: sigo siendo yo.

-¿Qué pasa con todo aquello que vivimos? ¿A caso no te acuerdas de nada?
+ Eres un hipócrita. Fuiste tú el que decidió que todo acabara. El que decidió partir el camino por la mitad y que cada uno tomase su rumbo. Y si te soy sincera, recuerdo todo como si fuese ayer. Pero para tu mala suerte, es hoy.
-Ya veo lo que te importé...
+No te confundas. No intentes hacerme sentir mal por algo que acabaste tú. Me importaste. Y tanto que me importaste, que decidí quererte por encima de todo. Pero las cosas cambian, y aquí decidiste cambiarlas tú. El caso no es que si me importaste o no, el caso es que yo no te importé. Ni lo que sentí, ni lo que lloré. Me vi sola, cargando con algo que se me venía encima. Ni piedras ni mundos, algo mucho peor. Un sentimiento que me iba grande. El amor es cosa de tres: tú, yo y nosotros. Y solo existía un yo. No puedes pretender coger el cielo con las manos, si ni si quiera llegas a tapar el sol. Es verdad que te quise, y probablemente te siga queriendo, pero eso no cambia nada.
-Sí que cambia. 
+Ah sí, ¿el qué?
-Bueno, tú dijiste que las cosas cambiaban, y yo ya no soy el mismo, he cambiado.
+Ese es tu problema, tú has cambiado, pero yo sigo siendo la misma.

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