viernes

Soy quien soy, y no lo cambia nadie.

¿Derechos? Sí, voy a hablar de derechos. Tenemos derecho a hacer lo que nos digan sin replicar. Tenemos derecho de no poder expresarnos con libertad. Tenemos derecho a ser libres de escoger lo que nos digan los demás. Tenemos derecho a... Ser gilipollas. ¿Qué coño se supone que tenemos que hacer con nuestras vidas? ¿Lo que quieran hacer los demás con las suyas? No. Da igual si ellos toman el camino correcto, yo no tengo por qué hacerlo. Siempre he sido consciente de que: lo correcto, nunca es lo adecuado. ¿Que quieren ir por la vida sin pensar en vivir? Adelante, no soy quién para impedírselo, pero que ellos no me impidan a mí: vivir como me da la gana. Me da igual si con sus decisiones salen perdiendo, o ganando. Si tropiezan y se quedan sentados o se levantan. Si escupen hacia arriba y les cae en la cara, o si les escupen. Exactamente, me la resbala. Sí, voy a hablar de derechos. Tengo derecho a ser quien soy, y eso: no me lo quita nadie.

jueves

Tú ya no eres tú, pero yo: sigo siendo yo.

-¿Qué pasa con todo aquello que vivimos? ¿A caso no te acuerdas de nada?
+ Eres un hipócrita. Fuiste tú el que decidió que todo acabara. El que decidió partir el camino por la mitad y que cada uno tomase su rumbo. Y si te soy sincera, recuerdo todo como si fuese ayer. Pero para tu mala suerte, es hoy.
-Ya veo lo que te importé...
+No te confundas. No intentes hacerme sentir mal por algo que acabaste tú. Me importaste. Y tanto que me importaste, que decidí quererte por encima de todo. Pero las cosas cambian, y aquí decidiste cambiarlas tú. El caso no es que si me importaste o no, el caso es que yo no te importé. Ni lo que sentí, ni lo que lloré. Me vi sola, cargando con algo que se me venía encima. Ni piedras ni mundos, algo mucho peor. Un sentimiento que me iba grande. El amor es cosa de tres: tú, yo y nosotros. Y solo existía un yo. No puedes pretender coger el cielo con las manos, si ni si quiera llegas a tapar el sol. Es verdad que te quise, y probablemente te siga queriendo, pero eso no cambia nada.
-Sí que cambia. 
+Ah sí, ¿el qué?
-Bueno, tú dijiste que las cosas cambiaban, y yo ya no soy el mismo, he cambiado.
+Ese es tu problema, tú has cambiado, pero yo sigo siendo la misma.

Esta es la diferencia.

Hacía mucho tiempo que no me acordaba de lo que fue, de lo que significó en mi vida, y del rencor que le guardé. Hoy he abierto un cajón de mi memoria; en el guardaba fotos, viejas cartas de amor, regalos antiguos y marchitados, y un diario en el que la palabra nosotros, estaba tachada. No niego que al ver todo eso me entraron ganas de romperlo todo, quemarlo, olvidar de una vez por todas lo que viví, porque como bien se dice: "No debes recordar un pasado, que no tiene presente, y que puede arruinar tu futuro." Pero no lo hice. Lo guardé todo de nuevo. Y me di cuenta de que yo ya no era esa niña que estuvo colgada las 25 horas del día por ti. Sí, las 25; porque después de que se cumplieran las 24 horas, siempre volvía a quererte el doble. Ya no me dolía tenerte dentro de mí, ni tampoco saber que tengo una cicatriz marcada con tu nombre. Y sin embargo vuelves cuando ya te he olvidado. Esa es la diferencia entre tú y yo. Yo he madurado, sabía lo que tenía y por miedo a perderlo lo daba todo. Tú sigues siendo un niño, y por jugar con lo que no debías, lo perdiste, y ahora te arrepientes.

miércoles

ºº


¿Y si nuestro límite fuera más allá de lo que hay en el horizonte? Sí, más allá de un siempre limitado, de un mucho tiempo que tenga fecha de caducidad, más allá de lo que somos juntos y separados.
¿Y si en vez de ahora o nunca, fuera un ahora y siempre? ¿Y si en vez de leer cuentos ajenos, creamos el nuestro? Yo no soy la princesa ni tu el sapo; no soy la doncella ni tu el príncipe encantador; no soy la hijastra de una mujer malvada ni tu el gladiador de oro. Sólo espero que no comamos perdices, porque no me gustan, pero ser toda la vida felices, porque nada nos asusta.

vingt-sept

Apareció delante de mí, y me di cuenta de lo que era sentir que el corazón se me volcara y me fuera de 0 a 100 en sólo un segundo. Le sonreí, lo abracé como si la vida me fuera en ello, y sentía que la vida acababa de empezar. Reí y más que en la tierra, estuve en las nubes. Toda una tarde juntos y cuando llegó la hora de despedirse parecía que solo habían pasado 5 minutos. Me he despedido de muchas personas en mi vida, y aunque no me gustan las despedidas, la mejor la viví con él. Sentados esperábamos que llegara la hora de irnos, y cuando llegó, me besó. No fue el primer beso de mi vida, pero sí el mejor. El único con el cual sentí, que moría y resucitaba.

Mine.

No ha echo falta toda una eternidad para darme cuenta de que eres tú, el primero y el último. No ha echo falta tener una corona en la cabeza y llamarme princesa. No ha echo falta que algo o alguien me dijera que debía quererte, ni tampoco que la vida te haya puesto en mi camino.
Solo he tenido que ver, que eres no lo más especial, ni lo más perfecto, si no lo único que tengo conmigo. Y puede que esto solo sea un sueño, y mañana ya no haya nada; pero no me pellizques, quiero seguir sintiendo que no existe meta, objetivo, ni límite, que haga que deje de quererte.






Y por si aún lo dudas: te quiero.

Te quiero. Más que a nada en este mundo. Más que Minnie a Mickey. Más que Donald a Daisy y  Campanilla a Therens. Más que Wendy a Peter Pan y  Blancanieves a los siete enanitos. Más que la Dama al Vagabundo e Isabella a Phineas. Más que Candace a Jeremy y Wanda a Cosmo. Más que Brandy a Mr Wishkers y Kuzco a Malina. Más que Alex a Maison y Justin a Julliet. Más que Fred a Carly y Clarck Kent a Lois Laine. Te quiero hasta que a Phineas y Ferb se les acabe el verano. Hasta que Kuzco se gradúe. Hasta que Charlie Duncan crezca y Brandy y Mr Wishkers salgan de la selva.
Y por si no te ha quedado claro, te quiero. Tanto, que nada puede compararse a ello.

Hay mil maneras de ser feliz, y solo tú: sabes cuál te pertenece.

He oído muchas veces por ahí lo de: ¡joder, como cuesta alcanzar la felicidad! Y como otro error más: vuelven a equivocarse. La felicidad no se alcanza, no se fuma, no se bebe, no se come, no se compra, no se regala, ni mucho menos: se presta. Tú ya eres feliz, no lo sabes, pero lo eres. A cada momento te pones metas y objetivos tan solo para creer que te harán feliz, pero no es así. La felicidad está en esas pequeñas cosas que la vida te da día a día, y que tú ignoras segundo por segundo. Como bien dice el dicho: "Los pequeños detalles: marcan la diferencia." Y la diferencia entre: ser feliz, y buscar serlo, es que: cuando eres feliz, sabes lo que tienes. Valoras la vida, y lo que te da. En resumen: sabes vivir. Y cuando buscas serlo: nunca llegas a conseguir nada, porque eres infeliz; desconociendo la felicidad en la que vives.

martes

Un siempre no se promete; se cumple.

+A veces me da la impresión de que vas, vienes, y nunca te quedas.
-¿Cómo puedes decir eso, si me aparto un solo minuto de ti y siento que me falta el aire?
+No sé. Llámame loca, pero hay ocasiones en las que me siento... Confusa.
-¿Confusa?
+Sí. Hay veces en las que quiero llamarte para decirte que te quiero más que a nada, otras en las que si te llamo es para hartarte con mis pasteladas. Veces en las que me pregunto qué estarás haciendo, y otras en las que me digo: Ahora mismo, me está queriendo como nadie. Veces en las que me imagino de esto un siempre, y otras en las que quiero un infinito. Y tú en esas veces, vas y vienes.
-Te equivocas, yo siempre me quedo.
+¿Te quedas?
-Sí, del verbo contigo por y para siempre.
+Yo también te prometo que...
-¡Sh! Nada de prometer, hagámoslo realidad.

Vale la pena.

Momentos, sonrisas de complicidad, besos, abrazos, miradas llenas de algo indescriptible, voces que decían te quiero: sintiéndolo cada vez mas fuerte. Carcajadas repletas de inocencia, lágrimas de felicidad, caricias que electrifican cada centímetro de tu piel. Ahí. Ahí es cuando te das cuenta de que vale la pena luchar por aquello que quieres. Dar hasta el último de tus pasos, por conseguir estar un poco más cerca. Llorar de rabia e impotencia por tener que soportar todo lo que se te viene encima, y luego reír por recordar todo lo que has dejado en el pasado. Vale la pena luchar por algo que el día de mañana, luchará por seguir existiendo. Vale la pena dar tu felicidad, por recibir tan solo: una de sus sonrisas.

domingo

A los que te fallen, que les follen.

Era verdad cuando tu madre te decía que no te fiaras de nadie. Era verdad cuando te recalcaba: ten cuidado, que la vida no es la única que da las puñaladas. Todo era verdad. Y ahora te das cuenta de que la importancia de las cosas que verdaderamente eran importantes, nunca eran para ti lo suficientemente significantes.
Ahora la gente no es más que fallos, personas que te decepcionan una y otra vez y que piensan: que si ellos te lo hacen a ti, tú se lo devolverás a ellos. No te ensucies las manos, a los que te fallen: que les follen. La vida siempre se encarga de escupir en las caras, mucho mejor de lo que lo haremos nosotros mismos.

sábado

El fin, del mayor de los principios.

En todos los momentos de la vida, siempre hay una persona a tu lado que los comparte contigo. Una persona que te ayuda a sonreír para superar cualquier cosa, o que simplemente la tienes ahí, para saber que: cuentas con ella como si fuera de tu propia sangre. Yo he sentido eso. Es cierto que no es de siempre, pero si será para siempre; porque más que mi clase, han sido mi familia fuera de casa. Con ustedes he vivido risas, momentos inigualables, carcajadas irrepetibles, tristezas incomparables... Cosas que cualquier persona no entendería. Pero me alegro y me basta, con entenderlo yo. Puede que haya terminado el curso, pero no termina lo que hoy es una GRAN FAMILIA para mí. Gracias, por todo.

-Los echaré de menos, les quiero.

jueves

Hasta siempre y para siempre.

Se podría decir que no es más que una clase, claro que se podría: pero no en este caso. Esta vez es distinto. Ustedes no son solo una clase, son las personas que se han encargado de hacerme reír a carcajadas día a día. De hacerme ver que estar en familia, no es tan solo estar con la gente de tu propia sangre, si no con personas como ustedes, porque sí: me hacen sentir como en casa. Son especiales, todos y cada uno. Pero no por como visten, como se ríen, como se expresan, ni como caminan. No. Si no por cómo son. Porque cada uno tiene una forma de ser diferente, y eso es lo que les hace únicos. Se que lloraré, pero les prometo que lo haré de felicidad. Porque aunque hayamos tenido nuestros pros y nuestros contras, han sabido como llenar de alegría cada rincón de mi corazón. Es cierto que los momentos que vivimos día a día, son únicos porque no se repiten. Y es por eso que recordaré cada día vivido en clase, cada sonrisa, cada momento de tensión, y sobre todo: me llevo conmigo el recuerdo de haber pasado un curso entero con ustedes, que sin duda es lo mejor que se puede llegar a tener. Muchas gracias por hacer que estudiar valga la pena. Muchas gracias por ser como son: los mejores.
Y no lo olviden: nuestros caminos se separan, pero pase lo que pase: 4º A, irá siempre conmigo, en mi corazón.

martes

Los demás no importan, si de ello depende tu sonrisa.


Piensas que nada es tuyo, que ya nada te pertenece porque desde que viniste al mundo: tu vida pasó a estar en manos de esas personas que en un futuro, te pondrían la etiqueta que hoy llevas. No es así pequeña. Empieza a darte cuenta de que tus pasos, los has marcado tú con todas y cada una de tus huellas. Tus sueños los cumplirás tú, con todas y cada una de tus metas. Y tu vida la vivirás tú, con todos y cada uno de los errores que te quedan por cometer. Empieza por darte cuenta que no eres una prenda de ropa a la que se le pueda poner una simple etiqueta, si no que eres alguien que puede llegar a comerse el mundo. Y que no te asusten esos comentarios, esas burlas, esos dedos que te señalan; las personas que se burlan de ti, o que te odian: tan solo lo hacen porque eres el reflejo de lo que ellos quieren llegar a ser. Y si algún día te dicen que eres rara, no lo creas. Eres especial, diferente, tan solo porque no te dejas llevar por lo que te dice la gente. Sonríe, y jamás permitas que tu felicidad: dependa de una simple etiqueta.

miércoles

¿Y ahora? ¿Cómo estás?

-Sigues echándole de menos, ¿verdad? 
+Tanto que a veces siento que está conmigo, a mi lado. 
-El tiempo lo cura todo... 
+Eso dice quien no ha sabido querer, el tiempo solo es tiempo, y con el tiempo no olvidas, sino recuerdas.
 -¿Entonces? 
+Intentaré recordar sin que duela. 
-¿Y ahora? ¿Cómo estás? 
+Bien, el corazón ya solo me duele cuando respiro.

domingo

Ya no se trata de ti, si no de mi.

Déjame que te refresque un poquito la memoria: yo fui la que escuchó tus problemas. La que se tragó toda tu mierda. La única que en realidad se preocupaba por ti. Me quedé contigo, incluso después de que me dijeran que seguir a tu lado ya no tenía sentido. Fui yo la que te quiso, aunque ya no quedaran motivos para ello.
Y por último: la que estuvo ahí, cuando ya no quedaba nadie. ¿Y ahora que te das cuenta de lo que dejaste ir, quieres volver? Lo siento, en su momento supe quererte, supe aguantar tormentas y tempestades: pero ya no se trata de lo que sienta o lo que sintiera por ti; ahora se trata de lo que valgo yo.

viernes

En el interior, siempre seremos niños.

Desde que nacemos saben nuestro sexo, cuántos dedos tenemos en las manos y cuántos en los pies; saben qué somos, pero no cómo somos.
Poco a poco vamos creciendo. Vemos un mundo lleno de risas, bromas, y unos cuantos golpes por meternos donde no se nos llama.
Sin darnos cuenta vamos dejando la infancia atrás. Crecemos, y vemos que los golpes no eran por meternos donde no nos llamaban: si no porque la vida necesita enseñar, y nosotros necesitamos aprender.

Pero entonces, te das cuenta de que ya has crecido. Que la vida te ha enseñado, y que has aprendido. Y es en ese momento, justo en ese momento: cuando te percatas de que quieres volver el tiempo atrás. Que no quieres saber de responsabilidades ni deberes, tan solo de risas y travesuras que se pagaban con 5 minutos mirando una pared. Es en ese momento, cuando aprendes que no somos más que niños inflados por la edad. Pequeños que deseaban ser mayores. Mayores que ahora desean ser pequeños.