miércoles
Tan complicado, tan esencial.
Vale, lo reconozco. Cuando te enamoras es todo complicado, ves las cosas sencillas y a la vez difíciles. Te dan palos, hasta que aprendes que la confianza no lo es todo. Sufres, lloras, te desengañas... Pero, ¿a caso solo son capaces de ver la parte mala? Cuando te enamoras las cosas no son complicadas, son diferentes. El estar acostumbrada a enfrentar problemas sola, pasa a estar respaldada por esa persona a la que quieres, esa persona que te apoya y que si el intento falla: siempre estará ahí para ayudarte. Mirarlo y darte cuenta de que es el hombre de tu vida, de que con él quieres pasar miles de momentos y vivir miles de sonrisas inquietas que hagan que te pique la garganta. Sonreír, porque le miras a los ojos y sabes que no hay nada más que te haga perder el control, que te hipnotice. Abrazarlo y no querer dejarle ir porque es como si te sintieras a salvo, como en casa. Besarle mil veces, y sentir que necesitas otras mil más para poder seguir viviendo. ¿A caso podemos anteponer miedos a algo como eso? Es normal que todos critiquen la parte mala, si no han sabido vivir la buena. Es cierto, el amor duele, pero lo que no duele: no vale la pena. Es verdad, el amor es complicado, pero totalmente esencial. Y enamorarse: eso es algo que no se puede evitar.
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