¿Tienes idea de cuántas veces te he llorado?
Noche tras noche, día tras día, pidiendo explicaciones y porqués que aún siguen sin contestarse, lanzando al aire gritos en un ahogo de impotencia y secándome por dentro tras cada lágrima derramada.
Dejaste todo y te fuiste, ya no habían sonrisas, ni estabas para calmarme y parar mis llantos, ya no me abrazabas y tu cara ya cansada por la vejez, dejó de visitarme. Las tardes llenas de carcajadas, abrazos, y caramelos se esfumaron; y ya sólo queda un bonito recuerdo de ellas.
Te fuiste dejando un gran orgullo dentro de mí, me dejaste con las sonrisas guardadas en el corazón y todos nuestros momentos en mi memoria dentro de un pequeño cajón.
¿Sabes? Ni si quiera me dio tiempo a despedirme de ti, para mí, fuiste un pedazo de mi alma que me arrancaron sin permiso y deprisa. Te fuiste y me dejaste con las ganas, de decirte que te echaría de menos.
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