-¿En serio acabó?
+¿Perdón? No hables como si fuera cosa de los dos. No acabó, lo acabaste tú.
-Supongo, pero todo acabó. Aquí no tiene que ver quién tuviera la culpa sino el por qué de que todo terminase. Eso es lo que importa.
+No te importa. Si te hubiese importado algo, no hubieras acabado con todo...
-¿Y por qué no lo intentamos de nuevo? Quizá...
+¿De verdad piensas que soy tan tonta? Mientras yo intentaba construir todo esto, tú tan solo te hacías tus propias cosas, jamás pensaste en los dos, ni en mí, para ti solo existes tú. Quizá como tú dices, sí claro, quizá me vuelvas a romper el corazón de nuevo. Estoy harta de oír y repetir siempre la misma historia. La misma mierda con diferente chico. Estoy harta repararme una y otra vez el corazón. Cada vez me duele más, y sí; el tiempo cura las heridas, pero el dolor sigue ahí. Esta chica que ves aquí se cansó de sufrir hace ya mucho tiempo y me prometí a mi misma, que ya no más. Así que si quieres intentarlo de nuevo, vale. Sal ahí afuera y busca a otra estúpida como yo que te crea esos te quiero, que piense que está besando a un príncipe que no es más que un sapo. Vamos, adelante. Inténtalo de nuevo.
-Quiero intentarlo, pero contigo.
+Eso es imposible. Ya yo no repito, hace mucho tiempo que dejé las natillas de lado. Así que, sí, esto se acabó. Pero vamos, mírate, estás feliz. No puedes engañarme.
-Vamos, esto parece un juego de niños. Los dos sabemos que nos queremos, y que nos hacemos daño.
+Tienes razón, es un juego de niños. Pero empieza por darte cuenta de que el único niño que hay aquí eres tú, y que como un niño, deberías empezar a llorar: porque se te acabó el juego.
sábado
jueves
Lo prometido es deuda.
+Prometo ayudarte a amar la vida. Abrazarte siempre con ternura y tener la paciencia que el amor exige. Hablar cuando hagan falta palabras y compartir el silencio cuando no. Vivir al abrigo de tu corazón y llamarlo siempre hogar.
-Prometo amarte locamente en todas las facetas de tu vida, ahora y siempre. Prometo no olvidar jamás, que este es un amor único en la vida.
-Prometo amarte locamente en todas las facetas de tu vida, ahora y siempre. Prometo no olvidar jamás, que este es un amor único en la vida.
miércoles
Mi segundo de felicidad.
No sabemos cuáles son los mejores días de nuestra vida, hasta que los vivimos. Es ahí cuando nos damos cuenta de que esos días, son tan importantes como los demás. El mejor día de mi vida fue cuando lo conocí, y desde ahí para mí cada día cuenta, cada día es importante, y cada uno más que el anterior. Desde entonces me recuerdo a mi misma siempre, que cada caída, cada bache, cada momento de tristeza que vivo, es tan solo un mal segundo de maravillosas 24 horas que pasaré a su lado sonriendo. Hasta ahora no me había dado cuenta de lo que era el paso del tiempo, porque no transcurre ni un segundo en el que no piense en su forma de sonreír, en cómo se toca una y otra vez el pelo o en cómo sus ojos se empequeñecen cuando sus carcajadas le dejan sin respiración. Quizá una no se da cuenta de lo que hace el paso del tiempo hasta que sabe que lo comparte. Hasta que sabe que daría incluso su último segundo de vida, por estar a su lado. Por quererle más que ayer, pero menos que mañana.
Todos los días de mi vida.
Los recuerdos son momentos que guardamos en un cajón de nuestra memoria. Momentos felices marcados con una sonrisa de inocencia, besos sellados y guardados bajo el sentimiento más maravilloso de todos, tristezas y llantos acumulados en una vieja caja que pone: "frágil, no recordar". Momentos que definen quiénes somos.
Momentos que marcan, todos los días de nuestra vida.
Momentos que marcan, todos los días de nuestra vida.
Querido Pocoyó:
Nunca he echado un vistazo hacia atrás en mi vida, si hay algo que he aprendido de todo es que se debe ir adelante, siempre adelante. Los errores deben cometerse alguna vez si quieres aprender, pero luego me doy cuenta de que cometo el mismo error, y que lo que aprendí no me sirve de nada. Hoy me miro al espejo y no me reconozco, soy totalmente otra. Ya no soy aquella niña tonta que se pasaba todo el día llorando por ti, y que renunció a todo por un "nosotros". Ahora puedo mandarte a paseo sin ningún problema. Puede que me haga daño; pero la vida no es vida si no la sufres. Porque me da igual ya, me la resbala si follas o fallas. No eres más que un inmaduro, un niño pequeño con aspiraciones de hombre.
martes
Cerca, lejos, dondequiera que estés...
El amor puede tocarnos una vez, y durar toda una vida. Y nunca cesar hasta que ya no estemos.
Without you.
Han pasado ya dos días, dos días desde que me dijo adiós. Y yo sigo aquí, sentada en el mismo sitio, pensando en las mismas cosas, sintiendo como mi corazón va dejando de latir poco a poco. Es mentira eso de que el amor entra con cantos y se va con llantos; yo sigo llorando, y lo que siento aún sigue conmigo. Recuerdo aquel día juntos, un día que jamás en la vida voy a olvidar. Todo era perfecto. Me sacaba sonrisas, me hacía reír, estaba en todos sitios, menos con los pies en la tierra. En ese día hubo un momento en el que me di cuenta de que era él y no otro, un momento que cambió nuestros estados de ánimo; pero que me hizo ver que lo difícil de querer no son las discusiones, si no ver como el otro está mal, tú te sientes igual, y no sabes qué hacer para arreglarlo. Aún así, con sus pros y sus contras, fue el mejor día de mi vida. Hay ocasiones en la vida, en las que nos planteamos si verdaderamente querer trae algo bueno, y sí, lo trae. En mi caso está él. Jamás pensé que volvería a querer, o por lo menos querer como ahora lo hago. Si hay algo de lo que no me arrepiento ni me arrepentiré nunca, es de haber sentido que moría entre sus labios y su abrazo. Pero si la distancia hace el olvido, dime; ¿por qué es que te siento aquí? Conmigo...
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