Todos deseamos tener momentos únicos junto a esa persona, momentos que recordar en los que aparezca sonriendo o simplemente: esté presente. Como estar en la ducha cantando y que al salir te diga con una sonrisa: "No me canso de oír como cantas". Como abrazarle 5 minutos y que siempre salga de tu boca o de la suya un: "No me sueltes todavía". Como dormir a su lado y que por la mañana cuando despiertes, te esté mirando y le preguntes: ¿Cuánto tiempo llevas despierto? Y él responda: "El suficiente como para saber que eres preciosa cuando duermes". Como un beso robado, un te quiero sin palabras, una sonrisa que invite a la locura, una caricia que te ponga la piel de gallina, un susurro que te den ganas de cerrar los ojos y querer oírlo otra vez... Cosas así son las que todos esperamos que lleguen, que pasen y poder recordarlas incontables veces. Pero solo esperamos, no hacemos más. Los recuerdos hay que ganárselos, merecerlos para poder nombrarlos como propios. Los recuerdos, deben hacerse para poder ser guardados luego. ¿Que quieres que todo eso que esperas, de verdad pase? Adelante. Nada te puede impedir que hagas tu vida, que tengas un pasado con sus porqués, que vayas a por lo que quieres, que seas feliz. Y si después de todo la respuesta que recibes no es la que esperabas, siempre te quedará el recuerdo de una buena lección.
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