¿Saben ese momento incómodo en el que no te queda otra que saber lo que necesitas en tu vida y lo que no? No hay nada que odie más que eso. No entiendo por qué tengo que elegir si de hecho, ya lo harán otros por mí. Ya se irán de mi lado, me dejarán atrás, me traicionarán o me venderán como objeto exclusivo al mejor postor. Yo no sé qué harán los demás, pero no pienso escoger. Prefiero buscar (aunque en realidad no sepa lo que esté buscando), pero siempre aparece algo. Algo que me hace pensar de una manera diferente, que me hace destacar mi parte desequilibrada y ponerla en práctica como una especie de intuición. La que activará todas mis alarmas y me dirá que lo que estoy haciendo no está bien, que no me confíe y esté en guardia. Y de la que como siempre: acabaré haciendo caso omiso. Irónico, ¿no? Intento evitar por todos los medios no venirme abajo, no tener que escoger y verme entre la espada y la pared una vez más y al final, acabo siendo yo misma la que provoco ese tipo de situaciones. Lo que hace que me sienta culpable y a la vez perdida. ¿Y esta vez? Es que ahora no hay nada de eso, no hay algo. No hay espada ni pared. No hay que escoger. Sé lo que quiero, aunque supongo que torcí mi búsqueda hacia el catálogo de opciones equivocado, porque no está. ¿Esto es lo que pasa cuando quieres ir contra el mundo, que todo se resume a cero? Pues no me importa. "Para llegar hasta lo que realmente quieres, a veces hay que empezar desde el punto más bajo."
domingo
jueves
Breathe
Una suma de mis partes y: ¿qué obtengo de resultado? Nada. Hay tantas cosas por las que me gustaría decidirme, guiarme, dejarme llevar... Y del mismo modo, son tantos los inconvenientes. No es fácil esto de querer saber qué hacer y no tener el control de tus pasos. Impulsos por todas partes, eso es lo único que me queda. Un impulso que finalmente me empuje hacia algo que me llene, o me deje aún más vacía. Un soplo de viento que mueva mis pies como si de papel se tratase, que me aleje de la indecisión sin sacarme de ella. Porque si en algún momento la necesito, será cuando no me convenga saber lo que siento y entonces será como un comodín que me ayude, que me permita decir: "solo estoy indecisa, eso es todo." Y después de querer huir y apartarme, sigue quedando un eco alrededor de esto. Un eco que me abraza aún cuando no quiero que lo haga, que envuelve todo lo que pienso y lo desecha. Un eco que suena a ti. Que retumba en las paredes de mi consciencia, me debilita y a la vez me da una fuerza sobrehumana. Sé que reniego de toda esta parafernalia, de lo que ahora es y lo que antes fue pero no puedo evitar sentir que necesito ese eco para seguir. Para destruir aquello que intente acabar conmigo, para encontrar ese impulso correcto. Lamentablemente, te has convertido en el centro de mi desconocimiento. Mi nada, mi parte rota. Eres oxígeno tóxico para mis pulmones y aún así: no puedo dejar de respirarte.
martes
Ser o creer que es.
Cuerpo y alma. Dos cosas distintas: una existe, la otra solo es cuestión de creer que está. ¿Será por eso que me siento como si estuviera dividida? Ya no es por opinión, ni por gustos. Es simple y extrañamente que no sé dónde estoy. En qué parte de mi vida me perdí, cuándo dejé de pensar en lo que sentía para sentir lo que pienso. Antes había una parte de mí que tomaba las decisiones, la mayoría erróneas, pero las tomaba. Ahora ya no está. Antes tenía algo que siempre me hacía fuerte. Ahora normalmente falla. Solía ser una chica que sabía lo que quería, ahora hay dos partes de mí. Una que no entiende de nada, pero está dispuesta a luchar por todo. Y otra que sabe lo justo y necesario, pero prefiere no arriesgarse. Lo que más lamento: es que no haya una parte de mí preparada para querer. Para enamorarse sin miedo, para dar un todo por todo sin temer a nada. Es raro. Pero supongo que es como al principio: unas partes existen, otras es solo cuestión de creer que están.
sábado
Quizá algún día, pero mientras tanto: adiós.
Se acabó ser la chica inocente que se quede colgada de tus suspiros, la que siempre sonríe cuando haces estupideces o la que está siempre pendiente de tu hilo. Estoy cansada. ¿Es que no te das cuenta de ello? ¿No ves que ya me has roto demasiadas veces? Lo siento, pero ya no habrá más rompecabezas en mi vida, no pienso ser la que se quede a recoger los pedazos de lo que tú arrases. Está todo muerto, absolutamente todo; y lo más curioso es que tú también lo sabes pero no paras de intentar resucitarlo. Se acabó, no hay más historia que escribir, ni hay más papel que quiera sostenerla. Mis sentimientos están perdidos y yo desconcertada. Ya no soy la que se hace preguntas, ahora soy la que da respuestas. Y quizá algún día tenga que mirarte a la cara y enfrentarme a un dolor que me matará desde dentro, pero mientras tanto: adiós.
viernes
Olvidar.
Incertidumbre o certeza, arriesgarte o agachar la cabeza, tirarte a la piscina aún sabiendo que puede estar vacía o coger el primer tren con destino hacia: "por favor, llévame lejos de aquí". ¿Te das cuenta? Hace dos segundos estaba mirándote y pensando: agradezco el tenerle conmigo y ahora; ahora ya eres solo un recuerdo, que a pesar de que ocurriese hace dos segundos, sigue vivo. Es extraño e incoherente, pero las personas que no te valoran y que juegan contigo al "ahora sí, ahora no": te pierden. Pero, ¿a qué precio? ¿De qué manera si luego tienes que recordar su cara a diario, o extrañar un "buenos días" o más simple aún: echar de menos que se dibuje en su cara una sonrisa? Porque no hay de otra, ¿no? Se va y te deja una huella que te quema, hasta consumir todas las cifras expuestas para no tener que dar un paso hacia la distancia para ir a buscarle y echarlo todo a perder. Resulta incluso gracioso, como entran y salen de nuestra vida las personas. Y es que: la hipocresía tiene la boca muy grande y a bocas grandes, se supone que deben ser mayores las bofetadas de ignorancia. En fin, si de errores se aprende; espero que todos tengamos la oportunidad de aprender de un error, a olvidar.
martes
Como pieza de un dominó.
Gravedad: palabra que olvidamos cuando nos sentimos en lo más alto, cuando caminamos con la cabeza alta, y que recordamos, cuando caemos. Punto de la vida en el que todo da un giro de 180º y lo que tenías ya no es seguro. En el que te empiezas a preguntar por qué las cosas cambian y por qué la gente cambia con ellas, o quizá en el que te das cuenta de que las experiencias y el cambio te golpearon más fuerte de lo que debían y los moratones duran más tiempo; el necesario para darte cuenta de que nada es estable. A continuación, todo es como antes. Rutina. Vivir durante un determinado periodo la misma historia hasta que te canses o hasta que todo de nuevo, vuelva a ser distinto. Persigues lo que quieres alcanzar, luchas por lo que anhelas, te formas un futuro inexistente y lo siguiente: te ves en un callejón sin salida. Físicamente te sientes capaz de arrasar con una multitud de gente y obstáculos en tu camino, pero mentalmente: ya no puedes más. Y es que ya no es el cambio, ni la vida, ni los obstáculos, ni las personas, sino tú misma. Has permitido que todo te superara, has dejado que el control de todo lo tomase un corazón al que le encanta ir a mil por segundo y una razón carente de lógica. Te viste con un principio sin sentido y ahora, con un final de lo más normal. Cayendo, como pieza de un dominó.
domingo
Sometimes, life hurts more than it sould.
Es como intentar respirar sin dejar paso al aire hacia tus pulmones, como obligarte a dormir cuando aún tus ojos están abiertos, como querer hablar sin tener palabras para hacerlo, como pretender actuar delante de 6 millones de personas teniendo pánico escénico. Es algo inevitable. Algo que según supongo, es como si estuviese en nuestro ADN. No podemos escoger quién, ni cuándo, ni dónde, ni por qué. Realmente: no es decisión nuestra el que la vida nos haga daño, o no.
lunes
Algún recuerdo al que aferrarse.
Todos deseamos tener momentos únicos junto a esa persona, momentos que recordar en los que aparezca sonriendo o simplemente: esté presente. Como estar en la ducha cantando y que al salir te diga con una sonrisa: "No me canso de oír como cantas". Como abrazarle 5 minutos y que siempre salga de tu boca o de la suya un: "No me sueltes todavía". Como dormir a su lado y que por la mañana cuando despiertes, te esté mirando y le preguntes: ¿Cuánto tiempo llevas despierto? Y él responda: "El suficiente como para saber que eres preciosa cuando duermes". Como un beso robado, un te quiero sin palabras, una sonrisa que invite a la locura, una caricia que te ponga la piel de gallina, un susurro que te den ganas de cerrar los ojos y querer oírlo otra vez... Cosas así son las que todos esperamos que lleguen, que pasen y poder recordarlas incontables veces. Pero solo esperamos, no hacemos más. Los recuerdos hay que ganárselos, merecerlos para poder nombrarlos como propios. Los recuerdos, deben hacerse para poder ser guardados luego. ¿Que quieres que todo eso que esperas, de verdad pase? Adelante. Nada te puede impedir que hagas tu vida, que tengas un pasado con sus porqués, que vayas a por lo que quieres, que seas feliz. Y si después de todo la respuesta que recibes no es la que esperabas, siempre te quedará el recuerdo de una buena lección.
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