Ha pasado ya mucho tiempo, y pensar que jamás creí que diría esto pero: hoy miré hacia atrás, y recordé tu estúpida cara.
Tu prototipo: barbie perfecta de la cabeza a los pies, rubia, morena o pelirroja, hoy en día las muñecas vienen teñidas de fábrica; tonta, que no sepa mucho, y que se conforme con oír te quiero un día a la semana. Pides mucho, para dar impresión de poca cosa. Antes pensaba que te equivocaste, que toda la culpa era tuya. Pero hay una cosa que se llama pensar que al fin y al cabo jamás comprenderías y el tiempo es oro, no sirve de nada emplearlo en explicarte, pero pensé; y me di cuenta de que te equivocaste tú, tanto como yo. Pensé que eras algo más de lo que aparentabas, quizá fuera porque me dejé llevar por eso de: "Las apariencias engañan". En esa frase debería haber un asterisco en el cual ponga: sólo en casos determinados. Y, ¿sabes eso de: "el tiempo nos cambia"? Pues fue totalmente al contrario. El tiempo me demostró como eras realmente. Y podría decirte miles de cosas que te hicieran daño, pero para rebajarme a tu nivel, mejor me quedo donde estoy. No cambio mirarte por encima del hombro a estar a tu altura. Te voy a dar un consejo; las mujeres no somos como los hombres, que una vez conoces a uno ya tienes a todos vistos, sino que con solo conocer a una, te das cuenta de que jamás terminarías de saber quién es realmente. Así que no confundas imaginación con realidad, y piensa un poco. Realmente, no sé como pude estar con un capullo; si no me gustan las rosas.
viernes
lunes
Olvídame hoy, y no me recordarás mañana.
La vida queda lejos de todo lo que hacemos día a día. Sonreímos ante los problemas, reímos las gracias de vez en cuando por no hacerle el feo a alguien, y que no falte el detalle que se nos pone siempre por delante; nos enamoramos. Y desgraciadamente nunca de quien deberíamos. Quizá y solo quizá porque la vida nos pone delante a un capullo integral solo para que nos demos cuenta de que querer es sufrir, es saber que no hay un solo color, si no varios. Y que cuando quieres, lo haces de manera tan inusual que incluso duele.
Aprendemos a caer y a levantarnos y a ganar, pero no a perder. Cuando pierdes, debes darte cuenta de que no era para ti, de que estaba hecho para tropezarse en tu camino y que te toparas con él un solo segundo, pero nunca algo más del tiempo estimado. Y después de todo lo que somos capaces de aprender y poner en práctica, nunca llegamos a saber lo que es olvidar. Está claro. Nunca olvidamos, porque en el intento de hacerlo, sólo recordamos una y otra vez lo mismo. Pero quizá ya sea hora de que te des cuenta de que ya no formas parte de mi libro. Créate uno propio, y déjame despegar tu página, para seguir leyendo.
Aprendemos a caer y a levantarnos y a ganar, pero no a perder. Cuando pierdes, debes darte cuenta de que no era para ti, de que estaba hecho para tropezarse en tu camino y que te toparas con él un solo segundo, pero nunca algo más del tiempo estimado. Y después de todo lo que somos capaces de aprender y poner en práctica, nunca llegamos a saber lo que es olvidar. Está claro. Nunca olvidamos, porque en el intento de hacerlo, sólo recordamos una y otra vez lo mismo. Pero quizá ya sea hora de que te des cuenta de que ya no formas parte de mi libro. Créate uno propio, y déjame despegar tu página, para seguir leyendo.
jueves
A veces es bueno olvidar lo que tenías, y recordar lo que te mereces.
-¿Recuerdas aquella vez que dije que se acabó, que ya nada iba a funcionar entre nosotros y que donde empezaba tu felicidad terminaba la mía?
+¿Que si lo recuerdo? Ese día me di cuenta de lo que dolía querer a alguien, y de lo feliz que te sientes sabiendo que no es para ti.
-Pues me arrepiento de haberlo dicho, creo que fue repentino; algo me hizo decir eso y no tenía conciencia de esas palabras.
+Me alegro de que lo hagas, pero que te arrepientas no cambia nada. Sabes perfectamente lo que dijiste, es sólo que ahora no tienes con quien jugar, a quien mandar, con quien reírte, a quien besar... Y es por eso que vuelves. Pero ya yo no soy una niña. Si quieres jugar, te compras una muñeca. A mi no volverás a mandarme, puede que antes no, pero ahora soy fuerte. Ríete de ti mismo, defectos no te faltan. Y besar... Dudo mucho que sepas lo que es eso hasta dentro de mucho. Yo no te reprocho nada, pero tampoco pretendas que el mundo siga como estaba y hacer como si no hubiera pasado nada. Me dejaste llorando, sola, y sin un apoyo que me levantara. Y ahora sé, que no me hacía falta ningún apoyo y que tampoco me haces falta tú. Aprende a vivir sin mi, como yo aprendí a vivir sin ti.
-No entiendo como puedes decirme eso, si sabes que aún me quieres...
+Te explico. Sí, tienes razón, aún te quiero; pero no voy a seguir por el mismo camino lleno de baches. Estoy harta de tropezar. Estoy harta de tener que mentirme a mí misma.
-¿Mentirte?
+Sí. Tú eres una mentira. Te vendes como una oferta, algo inalcanzable y después no eres más que otra ganga por la cual las marujas se matan. Eras mi mentira, ese era el problema.
-Siento haber sido...
+¿Qué? ¿Egoísta, egocéntrico, estúpido, un total capullo, un tío obsesionado con querer con algo que no es el corazón? No lo sientes. Si lo sintieras, ya habrías cambiado. Pero tranquilo. A veces es bueno darse cuenta de lo que una tiene, de lo que vale, y de lo que verdaderamente se merece.
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